La historia de la familia Chemello está ligada a los tejanos. En Italia, en Vicenza, en 1967.
Esta empresa nació con Urbano Chemello, padre de los actuales propietarios: Roberto, Paolo, Pierluigi y Marialuisa. Eran los años en que el mercado exigía nuevos modelos y los propios jóvenes compraban prendas clásicas para reinventarlas, alejando cada vez más la imagen y la confección de esta prenda de la del mono de trabajo que había distinguido la producción y expansión de los vaqueros desde principios de los años 30 y asimilándola en cambio al mercado de la moda. Incluso a este lado del Atlántico hubo quien, como Urbano Chemello, había percibido esta nueva necesidad y, como un auténtico pionero, se había puesto manos a la obra para reinventarse.
Con él nació la idea del «producto Tramarossa».
Pasó de ser sastre a producir pantalones para terceros, especialmente para importantes empresas de la zona, y luego, entre los primeros, a producir vaqueros con su propia línea y a comercializarla en una zona que se convertiría, poco después, en el corazón del Veneto Denim District.
En las dos últimas décadas, con el paso gradual del testigo a la segunda generación de la empresa, la familia Chemello ha lanzado la marca Tramarossa, que, fiel a sus orígenes, expresa la verdadera excelencia del producto italiano, al tiempo que amplifica sus características a través de símbolos icónicos.
El reciente rebranding confía precisamente al hilo rojo la tarea de representar, comunicando la fuerte personalidad de las prendas: colocado en puntos estratégicos para resaltar detalles y pasajes que certifican su singularidad.
La «trama rossa» es lo que caracteriza a los vaqueros de orillo. Desde el principio, de hecho, el proyecto nació para fabricar únicamente vaqueros con ese tejido. Para verdaderos entendidos y amantes del denim. Básicamente, se trata de una historia «romántica», fascinante, pero que pronto sintió la necesidad de apoyarse en una organización industrial, de ingeniería y fiable para garantizar la máxima calidad y servicio: el paso de la idea de producto de sastrería a producto de lujo. De la sastrería, se mantiene la garantía de productos cuidados y excelentes.
El segmento del lujo permite llegar a un público transversal, incluso como grupo de edad. Clientes que valoran la calidad, a los que les gusta llevar un vaquero concreto que represente su personalidad única.